miércoles, 1 de julio de 2015

Verano seco como un palo


¡Qué bueno esto en verano! Hablando de verano, ¡qué problemas tuve en el verano de 1992 con este problema; la cleptomanía! Cinco meses después del brote psicótico que me había dado, en el que creía que era la diana de todos los comentarios negativos de la gente por la calle.
La vida es bonita. Y yo la veía como mala.
 No apreciaba las sonrisas en la calle de la gente que se ama. Porque tenía miedo. Miedo al rechazo.

Y también había gente que hacía comentarios negativos. Imagino que por no ponerles freno, mi mente creyó que era así todo el mundo. La gente, mucha, rechaza al cleptómano o a la cleptómana. "¡El ladrón este...!", dicen. Y no es para vender, aunque alguna vez lo hagas, pero es principalmente para atesorarlo en tu habitación. Libros, revistas, bolígrafos, juegos de ordenador, cassettes de música(soporte musical de los años 80), chocolatinas, juegos de mesa... eso es lo que yo hurtaba en los grandes almacenes de la ciudad.

Dá vergüenza. Pero, ¡quién no ha hecho algo malo en si vida! Hasta Jesús usó la fuerza para desalojar a los mercaderes del templo de donde vivía. Les pegó unos sogazos para que se fueran de allí. No le gustaba que en la casa de Dios se comerciara con dinero. O sea, que nadie es perfecto. Digo esto con respeto, y que es verdad: está en las Sagradas Escrituras.

El verano de 1992, tomándome las medicinas y haciendo el gamba por ahí yo solo. Es mala la soledad. Te puede dejar en los huesos la soledad. No amar a nadie puede hacer verte a tí mismo como alguien muerto. Verte como una calavera. Eso me pasaba a mí cuando no hacía amigos en la ciudad. ¡Tenía que haber ido a una comuna hippie a ser agricultor y fumar hierba haciendo amigos/as! ¡Estaría más sano que en esta vida de soledad en la ciudad! La soledad y la falta de amor hacen daño, ¿verdad? Pero está Dios, creo yo, que también es fuente de amor. Y la gente en la calle. Te fijas como se sonríen y se quieren y cambia tu concepto de la vida, lo que crees que es la vida.

2 comentarios:

  1. Hola tocayo... había escrito un comentario y se perdió cuando inicié sesión... No sé por qué siempre se pierde todo lo que voy a comentar, quizás tenga algún virus porque me pasa también en facebook...

    Quería felicitarte por tu blog y decirte que no lo dejes.

    Y que a mí también me pasa lo mismo, de sentir que todos me miran o hablan de mí cuando salgo,incluso objetos inanimados, no sólo las personas.

    Eso se llama tener ideas autorreferenciales. Yo nunca dejé de tenerlas, pero ya no me afectan como me afectaban al principio. Las tolero.

    Un abrazo.

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  2. ¡Hola, tocayo! :D Los ordenadores hay que hacerles un mantenimiento como el coche, por cierto, yo hace tiempo que no hago el del mío.
    :) ¡Gracias! Vamos a ver. Como encuentre gente a la que ayudar, sigo pa' lante.

    Eso me pasó ayer con unos amigos en un centro comercial. Creía que donde no había nadie, me observaban. Mira, ¿sabes que en Finlandia o Islandia ahora no recuerdo, la gente paralizó una obra de autopista para que no quitaran unas piedras? Allí creen que en las piedras hay espíritus escondidos. Eso lo ley en una revista de renombre de mi país.

    Ideas autorreferenciales he tenido yo, a veces muy intensas. A mí me pasa más cuando estoy solo en la ciudad. Como si necesitaras ser el centro del mundo aunque no lo fueras en absoluto.

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